Earthjustice Presenta Petición para Proteger a Comunidades del Sur de Los Ángeles de la Perforación Petrolera
Los residentes de la comunidad están solicitando a la Ciudad que tome cartas en el asunto para que puedan vivir en un vecindario al que se le trate como tal, y no una turbia área de trabajo y de desechos de combustibles fósiles.
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En Los Ángeles, nos gusta manejar.
Si manejas por el sitio de perforación de petróleo en el Boulevard Jefferson al sur de Los Ángeles, no verás que la comunidad tan densamente poblada está colocada justo encima de un campo petrolero. Tampoco verás todas las casas y negocios que la Ciudad derribó en 1965 para poder abrir espacio para este campo de perforación de casi dos acres de superficie para extraer ese petróleo.
Pero para los residentes de esta comunidad, en su mayoría afro-americanos o latinos, el Campo de Perforación Jefferson es imposible de evadir. Ven faros luminosos encendidos hasta la madrugada y escuchan ruidos ensordecedores que hacen que una conversación sea casi imposible de sostener.
El día de hoy, Earthjustice y su aliado Redeemer Community Partnership, una organización sin fines de lucro con raíces profundas en la zona sur de Los Ángeles, presentaron una petición para reducir las molestias públicas con el Director de Planeación de Los Ángeles, Vincent Bertoni. Los grupos le están insistiendo a Bertoni que use su autoridad para abordar el problema del ruido constante que este sitio causa en el vecindario. Los residentes de la comunidad están solicitando a la Ciudad que tome cartas en el asunto para que puedan vivir en un vecindario al que se le trate como tal, y no una turbia área de trabajo y de desechos de combustibles fósiles.
En la petición, una vecina del lugar, Myrna Gallardo describe la manera en que la zona de perforación interrumpe su vida y afecta a sus hijos: “Vivo a dos casas del sitio, en la misma cuadra. La mayor parte del tiempo tengo que cerrar todas mis ventanas y la puerta del frente—y la de atrás—por la peste. El olor es peor cuando hace calor. El ruido es muy alto cuando están trabajando con las máquinas. Y tengo hijos, cuando eran muy chiquitos tenía que salirme. Tenía que ir a la biblioteca o tenía que llevármelos al parque por el ruido; el escándalo era muy fuerte.”
A nivel local, sabemos bien cómo es cuando un vecindario es tratado como si fuera un vecindario de verdad. La Ciudad de Los Ángeles ha exigido cambios en otros campos de perforación en la zona poniente de Los Ángeles—en vecindarios que son más blancos y más ricos—para que estén cubiertos totalmente y así poder minimizar los impactos a las comunidades vecinas.
A nivel nacional, todos vimos el tratamiento que se le da a un vecindario al que se le tiene más consideración cuando un estanque de almacentamiento de la compañía SoCal Gas en el Cañón de Aliso se reventó cerca de la comunidad de Porter Ranch. Ahí, SoCal Gas fue obligada a brindar vivienda temporal para los habitantes de la zona y las escuelas tuvieron que cerrar temporalmente. La vivienda temporal le costó a SoCal Gas alrededor de dos millones de dólares al día. Algunos dirán que tanto los recintos exteriores como las evacuaciones servirían de poco para ultimadamente resolver los problemas mayores; pero al menos admiten que los habitantes de esos vecindarios merecen algo por los impactos causados en esas zonas. Hasta ahora, la Ciudad de Los Ángeles ha dicho que los vecindarios de la zona sur de Los Ángeles no se merecen nada.
El punto aquí no es que las comunidades deban ser obligadas a vivir con el impacto negativo causado por la extracción o almacenamiento de combustibles fósiles a cambio de recibir algo por aguantar las molestias. El punto es que ciertas comunidades parece como que merecieran un nivel de protección o respuesta cuando los turbios combustibles fósiles los afectan—mientras que otras no. Ya sea en materia de ley o por equidad, la Ciudad debería brindar las mismas protecciones a todas las comunidades en Los Ángeles.
Según se explicó en la petición::
En Los Ángeles nos encanta manejar, pero echar a andar nuestros autos no debe suceder a costillas de otros Angelinos. No podemos permitir que Los Ángeles sea un pozo negro para los residuos tóxicos. La Ciudad puede y debe hacer mucho más para proteger a la comunidad. Y seguiremos luchando hasta que lo hagan.
Angela’s docket focuses on working with communities of color on issues related to air pollution, energy, and the urban environment. Over nearly 25 years, Angela has used a range of tools to enhance the health, safety, and quality of life in communities impacted by environmental hazards. She works in the Los Angeles location of the California Regional Office.
Earthjustice’s Community Partnerships Program works hand-in-hand with frontline communities fighting for a safe, just, and healthy environment.