¿Por Qué Siguen Muriendo Las Ballenas Grises?
Las ballenas grises están encallando a lo largo de la costa oeste de Norteamérica en números alarmantes, comprobando una vez más que los humanos están causando un desastre ecológico.
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Al comienzo del segundo trimestre de este año, docenas de ballenas grises del Pacífico Norte comenzaron a encallar a lo largo de la costa oeste de Norteamérica, desde el estado mexicano de Baja California hasta el estado de Washington. Hasta el momento 70 ballenas grises han encallado, mientras que algunos científicos indican que esa es la tasa más alta de ballenas muertas en casi dos décadas. La situación es muy inusual, al grado que la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos recientemente llevó a cabo una investigación sobre la muerte de estas especies.
Aunque es muy prematuro señalar el motivo de esas muertes, las posibilidades apuntan a una verdad incómoda: los humanos tienen parte de la culpa. La teoría que predomina es el hecho de que la pérdida de hielo marino en el ártico está reduciendo el suministro de comida para las ballenas grises del Pacífico.
Lamentablemente, la muerte de estas ballenas son parte de una historia que abarca el rol de la humanidad en una extinción masiva. En mayo, un reporte de las Naciones Unidas presentó datos contundentes que comprueban esta tendencia, determinando que más de 1 millón de plantas y animales ahora están en peligro de desaparecer debido a la actividad humana. En la evaluación más completa que se haya realizado, los expertos concluyeron en su reporte que “la naturaleza está disminuyendo globalmente a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad, y el ritmo de extinción entre las especies es acelerado, con graves impactos en los humanos alrededor del mundo con plena seguridad”.
La oportunidad de salvaguardar a las especies y a un planeta saludable se está cerrando rápidamente, como lo advierten los autores del reporte. Su recomendación es la de un cambio hacia un modelo económico donde valoremos la naturaleza al restaurar, conservar y usar sus recursos de forma sustentable. Eso puede ser percibido como un pedido abrumador en un mundo que ya siente los impactos de un planeta más cálido. Aun así, hay soluciones realizables y prácticas a la vista.
Por años, Earthjustice ha trabajado en proteger nuestro ecosistema oceánico al respaldar la pesca sostenible y controlada, así como salvaguardar especies marinas amenazadas y eliminar emisiones de carbono, los cuales calientan y acidifican las aguas marinas. A comienzos de este año, tuvimos dos victorias en la corte que obligaron a las agencias federales a emitir límites razonables para la pesca del tiburón arenero y anchoas del norte, dos especies ecológicamente importantes que pueden ayudar a crear la red de alimentos marinos. En abril, nuestro litigio también llevó a que un juez federal denegara un intento de la administración Trump de abrir amplias áreas del Océano Ártico para la extracción de petróleo y gas. Dejar esa bomba de carbono sin detonar es una gran victoria para nuestro medio ambiente y nuestros océanos, al igual que para algunas especies como las ballenas grises del Pacífico Norte — las cuales utilizan la zona de alimentación del Ártico en el verano y llenan sus estómagos con otras especies que viven en el fondo del mar antes de emprender el viaje hacia el sur a lo largo de la costa oeste durante el invierno.
Un barco noruego realiza voladuras sísmicas cerca de las costas de Groenlandia. En la superficie, las explosiones sonarían aproximadamente ocho veces más fuerte que el despegue de un motor de reacción. Cortesía de Christian Åslund/Greenpeace
En términos más generales, Earthjustice trabaja para proteger nuestros océanos al defender la Ley De Especies en Peligro de Extinción, una de las legislaciones más fuertes y más efectivas en la protección de la fauna terrestre y acuática del país.
De acuerdo con datos gubernamentales, la ley tiene una tasa de éxito del 99 por ciento con respecto a la prevención de extinción de las especies enumeradas. Aun así, la administración Trump está determinada en debilitar esta poderosa herramienta legal al proponer cambios que priorizan un dominio de la energía contaminadora sobre protecciones ecológicas científicamente sólidas. Los políticos respaldados por intereses de una industria contaminadora también han orquestado más de 100 ataques legislativos contra la Ley de Especies en Peligro de Extinción en la sesión del congreso más reciente. Estamos luchando contra estos retrocesos en el capitolio de los Estados Unidos, a la vez que respaldamos nuevas protecciones para especies amenazadas como la ballena franca glacial.
Conforme los científicos alrededor del mundo advierten que las acciones de la humanidad están llevándonos a una catástrofe ecológica y climática, la administración Trump y sus aliados de visión corta se empecinan en mantener el statu quo. Si no peleamos por los cambios que los científicos piden con el fin de evitar una calamidad, nos arriesgamos a permitir una nueva realidad donde las muertes de ballenas se conviertan en la norma — tanto para nosotros como para futuras generaciones.
“Un medio ambiente saludable y sustentable es posible”, dijo la abogada sobre temas oceánicos para Earthjustice, Brettny Harding. “Ya contamos con muchas de las herramientas necesarias para detener la extinción de las especies. Ahora necesitamos la voluntad política para aprobar protecciones más fuertes a favor de nuestros océanos y nuestra fauna”.
Jessica is a former award-winning journalist. She enjoys wild places and dispensing justice, so she considers her job here to be a pretty amazing fit.
Earthjustice’s Oceans Program uses the power of the law to safeguard imperiled marine life, reform fisheries management, stop the expansion of offshore oil and gas drilling, and increase the resiliency of ocean ecosystems to climate change.