Buena Semilla, Mala Semilla
Las megacorporaciones controlan el suministro mundial de semillas por medio de la ingeniería genética y por medio de las patentes. La manera tradicional de cultivar nuestros alimentos sobrevive entre las pequeñas empresas de semillas y entre individuos que guardan sus semillas.
Esta página fue publicada hace 8 años. Encuentre lo último sobre el trabajo de Earthjustice.
Para el agricultor moderno, las semillas son fáciles de conseguir. Las compañías de semillas reparten catálogos de sus productos y envían las semillas al usuario directamente. Lo que no es tan fácil, dependiendo del cultivo, es encontrar semillas que no hayan sido modificadas genéticamente.
En las últimas décadas, el mundo ha visto una radical consolidación en la propiedad del rubro semillero. Las 10 principales compañías multinacionales de semillas ahora controlan 73 por ciento del mercado semillero mundial—comparado con un 37 por ciento en 1995. Posibles fusiones entre las compañías más grandes, como Bayer y Monsanto, podían consolidar mucho más el control de las semillas en el mundo en pocas manos. Estas mega-corporaciones venden las dos cosas: semillas genéticamente modificadas (GE, por sus siglas en inglés) y los dañinos pesticidas que los cultivos GE fueron modificados para tolerar.
Al mismo tiempo que las grandes corporaciones están acaparando el mercado de las semillas, el número de empresas de semillas pequeñas e independientes en Estados Unidos está declinando rápidamente. En 1996, había 300 empresas semilleras independientes; para el 2009, quedaban tan sólo cerca de 100. Sin embargo, algunas pequeñas empresas sobreviven, incluyendo Wild Garden Seed en Oregon, High Mowing Organic Seeds en Vermont y Living Seed Company en California. En vez de basarse en ingeniería genética, estas compañías están preservando una tradición de miles de años de mejoramiento de plantas al hacer experimentos de selección de características en el campo. Para los agricultores locales, las compañías brindan una colección en constante evolución de variedades de plantas que se han adaptado a sus respectivas regiones.
Compañías independientes productoras de semillas normalmente no patentan sus semillas, lo cual permite a los agricultores la autonomía de guardar semillas para lograr nuevas variedades de plantas por su propia cuenta. Las grandes empresas semilleras, por el contrario, obligan a los agricultores a comprar nuevas semillas modificadas genéticamente cada año. Mientras que las compañías como Monsanto alegan que las semillas genéticamente modificadas son más productivas y lucrativas (afirmaciones ciertamente cuestionables), los gastos elevados de comprar un nuevo paquete de semillas GE y pesticidas cada temporada dejan a algunos agricultores económicamente vulnerables.
[Monsanto] controla el suministro mundial de semillas por medio de ingeniería genética y por medio de patentes.
“[Monsanto] controla el suministro mundial de semillas por medio de la ingeniería genética y por medio de patentes,” dice el Dr. Vandana Shiva, un investigador y activista que ha luchado contra la crisis de la deuda de los agricultores en India que la dominancia de Monsanto en la industria semillera ha causado. “Monsanto está matando la libertad de los agricultores del mundo.”
Las grandes corporaciones se toman a los pequeños agricultores y activistas como Shiva y a los pequeños productores de semillas en serio. Demandas legales sobre la propiedad del material genético han saturado la agroindustria comercial, de hecho hundiendo a muchos pequeños agricultores. Un reporte por parte del grupo de seguridad alimentaria Center for Food Safety concluyó que desde el 2003, Monsanto tenía un presupuesto de 10 millones de dólares para el único propósito de perseguir legalmente a los agricultores por violación a su patente. Para diciembre del 2012, Monsanto había presentado 142 demandas alegando violación a su patente del material genético de sus semillas, lo cual llevó a un juez a decir que la compañía era “increíblemente propensa al litigio.” Cantidades otorgadas a Monsanto en 72 de las sentencias llegaron a un total de 23 millones de dólares, y esto no incluye las sumas obtenidas por medio de liquidaciones.
Algunas demandas tenían que ver con agricultores que estaban acopiando semillas GE que habían comprado de Monsanto. Otras demandas tenían que ver con contaminación involuntaria, en las cuales las semillas GE simplemente habían salido volando hacia campos vecinos. La introducción de remolacha GE en el Valle Willamette de Oregon, una pequeña pero fértil región que alberga muchas plantaciones orgánicas y operaciones de producción de semillas a pequeña escala, ha generado una preocupación particular sobre la cuestión de la contaminación cruzada. En el 2008, Earthjustice y Center for Food Safety demandaron al Departamento de Agricultura de Estados Unidos a nombre de ecologistas y pequeños productores de semillas, incluyendo High Mowing Organic Seeds y Frank Morton, dueño de Wild Garden Seed, partiendo de la idea que la agencia violó la ley al no considerar el impacto ambiental de la remolacha GE, incluyendo la contaminación cruzada de cultivos no-GE.
Por supuesto que los pesticidas que se usan al mismo tiempo que estos cultivos GE también pueden llegar a tener efectos devastadores en el medio ambiente y en la salud, especialmente en Hawaii, donde ahora es la “zona cero” para hacer pruebas de cultivos experimentales gracias a que goza de una larga temporada de siembra. Por años, el herbicida más popular en el mercado ha sido Roundup de Monsanto, que se usa en cultivos modificados genéticamente para resistir a su principal ingrediente, glifosato. En el 2012, los agricultores de Estados Unidos rociaron alrededor de 280 libras de glifosato, el cual ha aumentado la prevalencia de hierbas resistentes al glifosato, llamadas “supermaleza.” En vez de reducir el uso de herbicida, la empresa de químicos Dow decidió combatir la resistencia al glifosato introduciendo Enlist Duo, una tóxica combinación de glifosato y 2,4-D, para usarse en el maíz y la soya modificados genéticamente para resistir a ambos.
Earthjustice está representando una coalición de grupos de conservación que están desafiando la aprobación otorgada por la EPA a Enlist Duo, y le está exigiendo a la agencia federal que retire el coctel de químicos del mercado inmediatamente. Mientras tanto, Monsanto está pidiendo aprobación por parte de la EPA para que su competencia pueda vender Enlist Duo, una mezcla de glifosato y el herbicida dicamba, bajo el sistema de cultivo con el nombre “Xtend”. Earthjustice ya está vigilando está situación de cerca también.
La tóxica combinación de semillas modificadas genéticamente y químicos dañinos se está volviendo cada vez más difícil de evitar—ya sea en la comida que ingerimos, los campos donde trabajamos o en las semillas que plantamos. La manera tradicional de cultivar nuestros alimentos depende en una gran medida en cruzar plantas, guardar semillas y compartir variedades de plantas con el resto de la comunidad. Mientras que las grandes compañías quisieran que nos olvidáramos de esta tradición, sobrevive entre las pequeñas empresas de semillas y entre individuos que guardan sus semillas. Así que la próxima vez que quieras comprar semillas para tu jardín de hierbas aromáticas o tu ranchito de 15 acres, busca una pequeña compañía de semillas en tu región, lo cual puede representar la esperanza para el comienzo de un nuevo sistema alimentario.
A graduate of Wesleyan University with an honors degree in English and environmental studies, Anna was an intern at Earthjustice in San Francisco. She previously interned at Women’s Earth Alliance, and managed a half-acre garden and orchard growing produce for a Community Supported Agriculture program.