Las Refinerías De Phillips 66 Envenenan Nuestras Comunidades. Estamos Listos Para Contraatacar
Hemos informado a Phillips 66 sobre nuestra intención de entablar una demanda si dos refinerías del sur de California continúan violando la Ley de Aire Limpio
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El COVID-19 ha hecho la vida de las comunidades de primera línea del sur de California aún más difícil y peligrosa. Si bien las familias en toda la región luchan con las órdenes de hacinamiento, es particularmente difícil para aquellos de nosotros que vivimos al lado de grandes contaminadores como las refinerías de petróleo. Múltiples estudios han encontrado que el aire contaminado que respiramos pone a nuestras comunidades en mayor riesgo de COVID-19. Y este riesgo sigue creciendo cada día que estamos confinados en nuestros hogares aledaños a estas instalaciones que han seguido arrojando emisiones contaminantes durante la pandemia.
Aunque el COVID-19 ha causado un cambio brusco en nuestras comunidades, el problema principal que experimentamos diariamente en las refinerías de Phillips 66 en Wilmington y Carson sigue siendo el mismo. Estas refinerías, que son solo dos de las muchas que existen en nuestras comunidades, continúan imponiendo la carga de la contaminación respiratoria mientras nos dan excusas para evitar la supervisión. Los impactos en la salud de esta tradicional industria tóxica son bien conocidos entre nuestras familias y amigos: cáncer, enfermedades respiratorias y enfermedades cardiovasculares. Estos efectos devastadores en la salud se agravan durante la actual crisis de salud pública.
Es por eso que Earthjustice e East Yard Communities for Environmental Justice notificaron recientemente a la Agencia de Protección Ambiental, al Distrito de Gestión de la Calidad del Aire de la Costa Sur (AQMD, por sus siglas en inglés) y a Phillips 66 que tenemos la intención de presentar una demanda contra ésta última por sus violaciones reiteradas de la Ley de Aire Limpio.
Al igual que algunos en nuestras comunidades, crecimos con refinerías en nuestros patios traseros, con lo cual se normalizó la contaminación del aire que respiramos. Pensamos que era normal la sensación de un aire espeso entrando en nuestros pulmones, que era normal luchar para respirar y que era normal experimentar olores extraños y dolores de cabeza inexplicables. Esa ilusión de normalidad cambió cuando nos unimos a East Yard Communities for Environmental Justice. La misión de East Yard es capacitar a los residentes de East L.A., Southeast L.A. y Long Beach para que responsabilicen a las agencias e industrias por sus acciones que afectan nuestra salud y calidad de vida. East Yard nos ayudó a entender que solamente usted puede contar su verdad. Y la verdad es que las refinerías Phillips 66 envenenan nuestras comunidades y estamos listos para luchar.
Phillips 66 opera dos refinerías de petróleo en Wilmington y Carson, California, dos de las comunidades con mayor sobrecarga ambiental del país. El año pasado, las operaciones en las refinerías de Phillips 66 causaron múltiples incendios que obligaron al Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles a emitir órdenes de refugio. Si bien los fuegos acapararon los titulares, solo cuentan parte de la historia del desprecio de Phillips 66 por el bienestar de nuestras comunidades. Igual de devastador para nuestra salud son las reiteradas y continuas violaciones de las leyes de contaminación del aire causadas por fugas en sus refinerías. Dichos equipos con fugas inundan nuestras comunidades todos los días con emisiones tóxicas relacionadas con condiciones de salud agudas y crónicas.
Las fugas en equipos son la mayor fuente de emisiones tóxicas en las refinerías de petróleo. Por consiguiente, el AQMD, la agencia responsable de regular la calidad del aire en la región de Los Ángeles, ha desarrollado reglas bajo la Ley de Aire Limpio que requieren que las refinerías acaten los procedimientos para reparar las fugas. Estos procedimientos son similares al arreglo de un grifo con fugas en su hogar, es decir, encontrar el escape, repararlo y confirmar el control del mismo. A pesar del sentido común de estos procedimientos, Phillips 66 regularmente no puede encontrar, reparar y confirmar que su equipo no tiene fugas. De hecho, en los últimos cinco años, esta empresa no pudo reparar equipos con fugas en sus refinerías del sur de California más de 600 veces. Estas fallas resultaron, y continúan resultando, en la liberación de emisiones sin control y sin reportar. El propio estudio del distrito aéreo determinó que las refinerías de Phillips 66 tienen fugas 200 veces más benceno, un carcinógeno conocido, de lo que informan.
A pesar de estas repetidas violaciones, el AQMD no ha logrado responsabilizar a Phillips 66. Ahora es más importante que nunca que el distrito aéreo haga cumplir sus propias reglas; no obstante, esta entidad continúa dando vía libre a Phillips 66 para contaminar. Solicitar que Phillips 66 repare sus equipos con fugas reduciría considerablemente las emisiones y ayudaría a proteger a nuestras comunidades que ya respiran el aire más contaminado del país.
Si el AQMD ignora su función de cumplimiento, estamos listos para tomar medidas directas contra Phillips 66. Tanto el distrito aéreo, Phillips 66, y todas las refinerías de la región deben interpretar esta acción como muestra de que nuestras comunidades están preparadas para usar toda la fuerza de la ley con el fin de luchar por el aire limpio y ambientes saludables que merecemos.
Karla Perez is a longtime resident of Carson, California, and a community organizer with East Yard Communities for Environmental Justice.
Kimberly Amaya is a lifelong resident of West Long Beach, California, and an active member of East Yard Communities for Environmental Justice.
The California Regional Office fights for the rights of all to a healthy environment regardless of where in the state they live; we fight to protect the magnificent natural spaces and wildlife found in California; and we fight to transition California to a zero-emissions future where cars, trucks, buildings, and power plants run on clean energy, not fossil fuels.