Mientras California arde en incendios forestales, Trump y Zinke dicen que lo mejor es talar bosques
La administración Trump y los republicanos de la Cámara utilizan como excusa a los incendios forestales de la costa oeste para eliminar leyes fundamentales a favor del medio ambiente
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El Secretario de Interior de Estados Unidos, Ryan Zinke, comentó recientemente que “los ecologistas radicales preferirían quemar bosques y poblaciones antes que ver un talador en el monte”. Según la lógica de suma cero de Zinke, los devastadores incendios forestales en California se detendrían si los ecologistas radicales dejaran que la industria maderera talara más árboles.
Pero la verdad es que Zinke y los republicanos de la Cámara de Representantes están utilizando la destrucción de la costa oeste como excusa para eliminar principios fundamentales en las leyes que garantizan la prioridad de la ciencia en las futuras decisiones para los bosques de la nación.
Todos estamos de acuerdo en que tenemos que proteger nuestras vidas y nuestros hogares de la catástrofe de los incendios, pero el argumento de Zinke es peligrosamente simplista, cínicamente amañado y abiertamente falso. Y esto no es lo peor. Zinke pregona que el cambio climático no tiene ninguna relación con estos incendios forestales, incluso cuando científicos y oficiales de bomberos afirman unánimemente que el cambio climático está creando condiciones para intensificar los destructivos incendios. Si no hacemos nada para enfrentar el cambio climático, estos incendios solo crecerán en intensidad y frecuencia
Con el aumento de temperatura, los bosques han ido secándose y volviéndose propensos a la quema durante todo el año. Tan solo en 30 años, el área afectada por incendios forestales en el Oeste se ha duplicado por el cambio climático, dice un estudio de las Actas de las Academias Nacionales de Ciencias de 2016.
Solamente durante la primera semana de agosto, el Washington Post registró 63 incendios incontenibles en los EE. UU. durante 2018.
Como dijo Daniel Berlant, subdirector asistente de Cal Fire —la agencia de bomberos de California— , al New York Times: “Seamos claros. Son los rápidos cambios del clima lo que produce incendios más severos y destructivos”.
Pero el cambio climático no es el único culpable. Las viejas prácticas contra incendios, el aumento de pastoreo y la tala comercial también han creado condiciones para incendios forestales cada vez más devastadores. En muchos bosques del Oeste, los incendios que ocurrían cada cinco, diez o veinte años ayudaban a despejar escombros en el suelo para un crecimiento más fuerte y saludable del bosque. Sin embargo, a fines del siglo XIX las agencias gubernamentales adoptaron una política de supresión completa de incendios, lo que hizo que el combustible que alimenta los incendios se haya estado acumulando durante un siglo.
El pastoreo de ganado en zonas públicas también ha reducido la frecuencia de los incendios de baja intensidad, los cuales ayudaban a mantener los bosques fuertes hace 150 años. Sin las hierbas ni la vegetación de suelo que alimentaban tales incendios, los bosques solo arden cuando hay una acumulación significativa de desechos leñosos, lo que lleva a incendios más severos.
Asimismo, la tala comercial ha eliminado los árboles más longevos, grandes y resistentes al fuego. Su reemplazo por densos grupos de árboles jóvenes se convierte en una escalera para el incendio, proporcionando el combustible necesario para que el fuego arda intensamente y se traslade a lo alto del dosel del bosque.
Las estrategias establecidas para reducir el riesgo de incendios forestales que incluyen la promoción del “espacio defendible” y la quema controlada y adelgazamiento —eliminación selectiva de árboles pequeños y matorrales— han ayudado a contrarrestar estos impactos, especialmente en áreas boscosas cercanas a la población, conocidas como Empalme Salvaje-Urbano. Un estudio reciente del Bosque Nacional de San Juan, Colorado, demostró que el adelgazamiento y la quema selectiva ayudan a restaurar el bosque a su estado natural y a reducir la severidad de los incendios. Sin embargo, estas estrategias de reducción de riesgo para incendios dependen de fondos públicos, que son cada vez más escasos.
Pero la estrategia favorita de Zinke no es la selectividad, sino la de hacerle reverencia a los intereses particulares para talar grandes extensiones de árboles. Su argumento intenta hacer creer la falsa lógica de que eliminando árboles agresivamente es positivo porque habría menos árboles que se puedan quemar. La industria maderera también obtiene ganancias de la tala rasa.
Zinke ha seguido impulsando este argumento al mismo tiempo que el Congreso debate la Ley Agrícola 2018, la cual financia los programas de seguridad alimentaria, nutrición y conservación natural de nuestro país. La propuesta de la Cámara de Representantes para esta ley incluye disposiciones que eximirían a las corporaciones de tala a gran escala —incluso en bosques nacionales— de una revisión ambiental y de análisis públicos, y reducirían los requisitos de consulta de la Ley de Especies en Peligro de Extinción.
Si estas propuestas llegaran al documento final cambiarían la forma en que se manejan nuestros bosques nacionales, dejando de lado a la ciencia y a la opinión pública a cambio de impulsar los intereses económicos de la industria maderera sobre los intereses comunitarios, de recreación y ecológicos. Las disposiciones en el proyecto de ley de la Cámara que buscan acelerar la tala comercial y la construcción de carreteras podrían aumentar el riesgo de incendio y crear nuevos peligros para las comunidades aledañas, como la erosión y los aludes de lodo.
La falsa afirmación de Zinke de que la tala a gran escala es nuestra mejor estrategia para prevenir incendios forestales no ha sido el único intento de la administración Trump de utilizar los fatales incendios forestales de California para desinformar al público estadounidense. La semana pasada, el Presidente Trump tuiteó incorrectamente que el cuerpo de bomberos enfrentaba una escasez de agua, en lo que pareció ser un esfuerzo para insertarse en los debates sobre la mejor manera de asignar el agua del estado.
Todo esto no es nada nuevo para Zinke ni para la administración Trump, la cual continúa haciendo campañas para contradecir a la ciencia y negar la existencia del cambio climático. Para las decenas de miles de personas obligadas a evacuar sus hogares y para los tantos bomberos que arriesgan sus vidas, el cambio climático es muy real y cuentan con nosotros para luchar por estrategias que realmente reduzcan el riesgo de incendios forestales, atacando las verdaderas razones por las cuales estos incendios están ocurriendo — antes de que sea demasiado tarde.
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