One Toxic Pesticide Is on the Way Out—With Many More to Go
To grow food without poisonous chemicals, you need to buck the system. (Spanish language version available.)

Este blog está disponible en español aquí.
While Earthjustice has been fighting to ban a widely-used, brain-damaging pesticide called chlorpyrifos, some farmers are already finding ways to do without it—and not just chlorpyrifos, but even the next toxic chemical that springs up to replace it. As farmers rediscover natural ways to control pests, and environmental advocates continue to drive down the use of the most harmful chemicals, the two movements could bring about a fundamental change in how we feed our families.
Chlorpyrifos is one of the most widely used pesticides in America. It also causes irreversible brain damage in children, one of several reasons this dangerous chemical may soon be pulled off the market. If the EPA does its job and chlorpyrifos is indeed on the way out, that’s great news. But all too often, one toxic pesticide simply gets replaced with another. That’s how our industrial agricultural system works. Widespread, intensive use of toxic chemicals is the default setting for food production. To grow food without poisons like chlorpyrifos, you need to buck the system.
Many farmers are already using techniques to make farming safer and more sustainable. I have had the chance to see some of these techniques up close, as well as the chance to hear about them from others. In addition to my environmental lawyer role, I also help manage a coffee farm in Costa Rica that is Rainforest Alliance Certified where we try to put some of these techniques into practice.
Right now, a destructive fungus known as “coffee rust,” spurred by the changing climate, is severely harming coffee plants and lowering harvests throughout Latin America. Many farmers have been forced out of business. Those who can afford it are using toxic (and expensive) fungicides to combat coffee rust. On our farm we’re experimenting with switching to coffee varieties that are naturally resistant to the fungus.
We’ve also avoided other chemical pesticides through a technique called grafting. There’s one coffee species that’s resistant to a pernicious local parasite, but it doesn’t yield very tasty beans. So we’ve grafted higher quality varieties onto the rootstock of that more robust variety in order to get plants that are parasite-resistant below ground and tasty above. While the technique is more expensive, it’s worth it since coffee trees last perhaps 30 years.
Many farmers in the United States have reduced their reliance on chemical pesticides using techniques like these as part of a broader strategy known as “integrated pest management.” Rather than blanketing fields with poisons that are toxic to almost all living things, growers target specific pests using techniques that don’t require synthetic chemicals, such as beneficial insects that eat pests and traps designed to catch a particular offender. Chemical pesticides are a last resort, and in the case of organic farming, they are not used at all.
Some techniques have been used for thousands of years to maintain healthy soil and protect against pests. Today, most corn grown in America is genetically modified and planted alone over thousands of acres, relying on massive chemical inputs to control weeds and pests. But Native Americans traditionally planted corn, beans and squash together, a technique we now call intercropping, or crop rotation. Growing multiple crops in the same field, either at the same time or in sequence, disrupts the life cycles of weeds and pests, preventing them from gaining a foothold. Cover crops planted during the off-season to protect topsoil can also provide habitat for beneficial insects that eat pests.
Implementing techniques like these to avoid pesticides can be an uphill battle. It’s not easy to choose a different path when farm subsidies, crop insurance and other government policies all support industrial-scale, chemically intensive monoculture farming.
If we want to break free from dangerous pesticides like chlorpyrifos—and the next toxic chemical that will invariably replace it—we have to change the way we grow food. It’s not simple, but it is possible. We can grow food with fewer chemicals, and we can reduce the impact of our food system on people and the environment, from farm to table to disposal. And we must, for the sake of our health and the protection of the soil, water and climate that sustain us all.
Fertile Grounds is a blog series that examines the challenges and opportunities in ensuring access to healthy, sustainable and affordable food for all. We talk about the entire lifecycle of food—from seed selection and planting to consumption and disposal—because there is potential for improvement throughout. We’re informed by the expertise of our many clients and allies and by Earthjustice’s years of work to ban harmful pesticides, encourage sustainable farming methods, reduce pollution, support farmworker justice and promote a healthy relationship between farmers and communities.
Se Elimina Un Pestida Tóxico, Y Aun Quedan Muchos Más
Mientras que Earthjustice ha estado luchando para prohibir el clorpirifos, un pesticida de uso general y causante de daños cerebrales, algunos agricultores están encontrando maneras de hacerlo por su cuenta—y no solo con el clorpirifos, sino con el próximo químico tóxico que surja para reemplazarlo. En lo que los agricultores redescubren maneras naturales de controlar las plagas, y los defensores ambientalistas continúan ayudando a disminuir el uso de la mayoría de los químicos dañinos, los dos movimientos pudieran provocar un cambio fundamental en la manera de alimentar a nuestras familias.
El clorpirifos es uno de los pesticidas de uso más generalizado en América. También causa daños cerebrales irreversibles en los niños, la cual es una de las diversas razones por la que este químico dañino puede desaparecer del mercado muy pronto. Si la EPA hace su labor y verdaderamente se elimina el clorpirifos, sería una excelente noticia. Pero a menudo un pesticida tóxico es reemplazado por otro. Así funciona nuestro sistema agrícola. El uso generalizado e intensivo de químicos tóxicos es el parámetro por defecto para la producción de alimentos. Para cultivar alimentos sin venenos como el clorpirifos es necesario contravenir el sistema.
Muchos agricultores utilizan técnicas para hacer la agricultura más segura y sostenible. He tenido la oportunidad de observar de cerca algunas de estas técnicas, al igual que la oportunidad de escucharlas de parte de otros. Además de mi papel como abogado ambientalista, también ayudo a manejar una plantación de café en Costa Rica que está certificada por Rainforest Alliance y en donde tratamos de poner en práctica algunas de estas técnicas.
Actualmente, debido al clima cambiante brotó un hongo destructor, conocido como “roya del café,” que está dañando de manera severa las plantas de café y disminuyendo las cosechas a lo largo de América Latina. Muchos agricultores se han visto obligados a cerrar sus negocios. Aquellos que pueden costearlo, están usando fungicidas tóxicos (y caros) para combatir la roya. En nuestra plantación, estamos experimentando con cambiar a variedades de café que son naturalmente resistentes a este hongo.
También hemos evitado otros pesticidas químicos por medio de técnicas de injerto. Hay una especie de café que es resistente al pernicioso parásito local, pero que no da granos de mucho sabor. Así que injertamos variedades de mayor calidad al porta injertos de la variedad más robusta para poder lograr plantas que bajo la tierra sean resistentes a los parásitos y por encima sean sabrosas. Si bien esta técnica es más costosa, vale la pena ya que los arbustos de café duran alrededor de 30 años.
Muchos agricultores en Estados Unidos han disminuido su dependencia en pesticidas químicos utilizando técnicas como ésta y como parte de una estrategia más amplia conocida como “manejo integrado de plagas.” En lugar de cubrir los campos totalmente con venenos tóxicos para casi todos los seres vivientes, los agricultores atacan plagas específicas usando técnicas que no requieren químicos sintéticos, como el uso de insectos beneficiosos que se comen los parásitos, y trampas diseñadas para agarrar a un ofensor en particular. Los pesticidas químicos son una solución de última instancia y en el caso de la agricultura orgánica, no se utilizan en lo absoluto.
Algunas técnicas se han utilizado por miles de años para mantener el suelo saludable y para protección contra las plagas. Hoy en día, la mayoría del maíz que se cultiva en América ha sido modificado genéticamente y se ha sembrado por sí solo a lo largo de miles de acres, dependiendo de cantidades masivas de químicos para controlar las malezas y las plagas. Pero los indígenas americanos tradicionalmente plantaban el maíz, los frijoles y la calabaza juntos, una técnica que ahora denominamos cultivo intercalado, o rotación de cultivos. El cultivar múltiples cosechas en el mismo campo, ya sea a la misma vez o en secuencia, interrumpe los ciclos de vida de las malezas y las plagas, lo que previene que cobren fuerza. Los cultivos de cobertura, sembrados fuera de temporada para proteger la capa superior del suelo, también pueden proveer un hábitat beneficioso para los insectos que comen plagas.
El implementar técnicas como éstas para evitar los pesticidas puede resultar en una ardua batalla. No es fácil escoger una vía diferente cuando las subvenciones agrícolas, el seguro para cultivos y otras pólizas del gobierno, todas apoyan la agricultura de monocultivo, químicamente intensiva y a escala industrial.
Si queremos librarnos de los pesticidas peligrosos como el clorpirifos—y el próximo químico tóxico que sin duda lo reemplazará—tenemos que cambiar la forma en que cultivamos nuestros alimentos. No es simple, pero es posible. Podemos cultivar alimentos con menos químicos, y podemos reducir el impacto de nuestro sistema alimenticio en las personas y el medio ambiente, desde la granja hasta la mesa, hasta el desecho. Y debemos hacerlo en aras de nuestra salud y de la protección del suelo, el agua y el clima que nos sostienen a todos.
Fertile Grounds es una serie de blogs que examina los retos y las oportunidades para lograr acceso a alimentos sanos, sostenibles y al alcance del bolsillo de todos. Hablamos del ciclo completo de los alimentos–desde la selección de semillas, a la siembra, al consumo, y el desecho—porque existe el potencial para la mejoría en todos los aspectos. Nos informamos de los conocimientos expertos de muchos de nuestros clientes y aliados, y de los años de trabajo de Earthjustice para prohibir los pesticidas dañinos, estimular métodos agrícolas sostenibles, reducir la contaminación, apoyar la justicia a los trabajadores agrícolas y promover una relación saludable entre los agricultores y las comunidades.
Based in New York, Peter Lehner (@p_lehner) directs Earthjustice’s Sustainable Food & Farming Program, developing litigation, administrative, and legislative strategies to promote a more just and environmentally sound agricultural system and to reduce health, environmental, and climate harms from production of our food.
Earthjustice’s Sustainable Food and Farming program aims to make our nation’s food system safer and more climate friendly.