Vecindarios en Houston sufren alza en contaminación tras Huracán Harvey
Residentes de todo el estado de Texas y la región del Golfo siguen sintiendo los efectos devastadores del huracán Harvey, concentrando más de 50 pulgadas de lluvia en algunas zonas esta semana, desplazando a miles de personas y matando a un número aún por confirmar.
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Residentes de todo el estado de Texas y la región del Golfo siguen sintiendo los efectos devastadores del huracán Harvey, concentrando más de 50 pulgadas de lluvia en algunas zonas la semana pasada, desplazando a miles de personas y matando a un número aún por confirmar.
A pesar de que algunas personas fueron capaces de dejar toda su vida y salir a como diera lugar de sus casas, las comunidades cercanas al Canal de Buques de Houston probablemente enfrenten una avalancha de desechos peligrosos debido al cierre de refinerías y plantas químicas.
Cuando cierran o están en proceso de cierre, las refinerías y las plantas químicas liberan miles de toneladas de contaminación ambiental que pueden provocar muerte prematura, según un informe de 2012 del Proyecto de Integridad Ambiental.
Según el Departamento de Energía de Estados Unidos, para el 29 de agosto, cerca de 13 refinerías cerraron operaciones, incluyendo siete en Houston/Galveston y seis en Corpus Christi. El pasado miércoles, la refinería más grande de Estados Unidos, en Port Arthur, anunció que cerraba por el aumento de inundaciones cerca de la frontera entre Texas y Louisiana.
La gente más cercana a las refinerías de petróleo vive sin saber qué es lo que se libera y en qué cantidades. Todo el día hay un fuerte olor a químicos y gas, lo que provoca dolores de cabeza, gargantas irritadas y comezón en los ojos.
Bryan Parras vive en Eastdown, a unos kilómetros de Manchester, donde hay una refinería de Valero y tres plantes químicas. Debido a estos olores, Parras sufre dolor en el pecho e irritación en la garganta.
Parras es miembro de Tejas Environmental Justice Advocacy Services (Servicios Jurídicos de Justicia Ambiental de Tejas), un grupo que con ayuda de Earthjustice demandó exitosamente a EPA en 2012, elevando los estándares nacionales para refinerías, terminados en 2015.
Los niños que viven a menos de dos millas del canal para barcos tienen una incidencia de leucemia 56 por ciento mayor que los que viven a 10 millas de distancia.
Parras declaró al Houston Press que la inflamación y dolor que sentía en el pecho cada que llevaba a gente a “tours tóxicos” ahora también lo siente en casa. “Mi casa estaba chupando toda esa cosa a través de las ventanas y el aire acondicionado”, dijo a la prensa.
Algunos de los niveles más altos del país en productos químicos cancerígenos, benzeno y 1,3-butadieno, fueron identificados en la comunidad de Manchester, de mayoría latina. La Facultad de Salud Pública de la Universidad de Texas encontró que los niños que viven a menos de dos millas del canal para barcos tienen una incidencia de leucemia 56% mayor que los que viven a 10 millas de distancia.
A menudo las plantas químicas están muy cerca de las refinerías de petróleo. La Planta Química Chevron Phillips en Sweeny, Texas, a 50 millas de Houston, ha notificado a la Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ) que esperaba durante el apagón exceder los límites permitidos para múltiples contaminantes peligrosos – incluyendo 1,3-butadieno, benceno y butano. Además, informó la liberación de 100,000 libras de monóxido de carbono, 22,000 libras de óxido de nitrógeno, 32,000 libras de etileno y 11,000 libras de propano.
El jueves por la mañana, la planta química de Arkema, a 25 millas de Houston, sufrió dos explosiones cuando los contenedores que transportaban combustibles dejaron de tener refrigeración. Las explosiones alertaron a autoridades a ordenar la evacuación de personas viviendo a menos de 1.5 millas de la planta. Debido a esto, 15 agentes terminaron en el hospital por inhalación de humo.
Después de asumir la Presidencia en enero, la administración Trump retrasó inmediatamente una normativa de la administración Obama, la cual requeriría a instalaciones como la planta de Arkema mejores evaluaciones de seguridad con posibilidad de práctica, mejorar la coordinación laboral y la pronta comunicación con primeros auxilios. La planta de Arkema almacena por lo menos dos tipos de productos químicos altamente peligrosos —incluidos en la normativa— y muchos otros compuestos peligrosos.
Apagaron los monitores para la calidad de aire
Desafortunadamente, los residentes de Manchester y otras comunidades que han sufrido el impacto contaminante nunca podrán saber a qué tanto fueron expuestos. Esto porque la Comisión de Calidad Ambiental de Texas apagó los monitores para la calidad de aire que capturarían las emisiones, según se informa, porque el agua y el viento podrían dañarlos si estuvieran operando.
Las familias que viven cerca de las aproximadamente 150 refinerías del país, llamadas comunidades límite, tienen el doble de probabilidades de ser comunidades de color y de bajos ingresos que los que viven en otras partes de los Estados Unidos.
Bakeyah Nelson, directora ejecutiva de Air Alliance Houston, defensora del aire limpio y a quien Earthjustice representó en una demanda en 2012, dijo a Houston Press que la contaminación proveniente de estas refinerías debido al huracán es una grave amenaza para la salud pública.
“Cuando las plantas petroquímicas se preparan para las tormentas, liberan miles de kilos de contaminantes al aire. Esta contaminación sin duda perjudicará la salud pública en Houston. Es un duro recordatorio de los peligros de vivir cerca de la industria “, dijo Nelson.
Como defensores de la justicia ambiental, Earthjustice trabaja para promover energía limpia, poner fin a la dependencia de combustibles fósiles y reducir la cantidad de contaminación perjudicial que enfrentan las comunidades límite.
Based in Washington, D.C., Keith is the National Communications Strategist for Partnerships and Intersectional Justice.
Earthjustice’s Washington, D.C., office works at the federal level to prevent air and water pollution, combat climate change, and protect natural areas. We also work with communities in the Mid-Atlantic region and elsewhere to address severe local environmental health problems, including exposures to dangerous air contaminants in toxic hot spots, sewage backups and overflows, chemical disasters, and contamination of drinking water. The D.C. office has been in operation since 1978.