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Desvaneciendo Vidas: Un Esquema de la EPA Causaría Que Miles de Personas Fallezcan

Tres residentes que viven cerca de centrales eléctricas comparten cómo se verán perjudicados si se concreta la reversión del MATS.

“EPA is sentencing entire segments of the population to a poisoned death,” said Caroline Armijo (left) of N.C. Read her story, and those of Nicole Horseherder of Ariz., and Tom Sedor of Penn.
“EPA is sentencing entire segments of the population to a poisoned death,” said Caroline Armijo (left) of N.C. Read her story, and those of Nicole Horseherder of Ariz., and Tom Sedor of Penn., in the special report, Erasing Lives. (From left: Justin Cook for Earthjustice. Darcy Padilla. Chris Knight.)

I. Introducción

→ Tres residentes que viven cerca de centrales eléctricas comparten cómo se verán perjudicados si se concreta la reversión del MATS.

→ El Estándar de Mercurio y Tóxicos de Aire de la EPA (MATS, por su siglas en inglés) salva hasta 11,000 vidas al año.

→ A pesar de esto, el administrador de la EPA, Andrew Wheeler, está intentando socavar la regla, utilizando un análisis de costo-beneficio profundamente defectuoso.

→ Si su propuesta tiene éxito, podría sentar un precedente peligroso de cómo la EPA calcula los beneficios para la salud.

Ambientalistas y compañías de energía se han enfrentado en una batalla a lo David y Goliat desde la aprobación de la Ley de Aire Limpio en 1970.

Abogados de costosos honorarios y cabilderos ricos por un lado, buscando evitar el costo de una tecnología que controla la contaminación. Ambientalistas determinados por el otro, con mucho menos dinero pero con bastante coraje, luchando para salvar, literalmente, vidas humanas y proteger el planeta.

Por décadas, las plantas de energía que queman petróleo y gas ganaron la batalla, y por mucho tiempo evitaron restricciones en emisiones de peligrosos contaminantes al aire, algo que la Ley de Aire Limpio regulaba.

Finalmente, en 2012, las plantas de energía fueron una de las últimas industrias en mantener bajo control la contaminación del aire gracias a los Estándares del Mercurio y los Tóxicos de Aire (MATS, por sus siglas en inglés) de la Agencia de Protección Ambiental (conocida como EPA, en inglés). Estos estándares entraron en vigencia luego de 20 años de litigio.

Las plantas comenzaron a reducir drásticamente el mercurio y otras formas de contaminación ligadas a enfermedades respiratorias, del corazón y cáncer, entre otras condiciones, en respuesta al MATS. Gracias a esto, se salvan 11 mil vidas cada año.

Ahora, la administración Trump intenta menoscabar aquellas protecciones por las que se han luchado arduamente y deshacer décadas de progreso ambiental. Por esta razón, miles de vidas se encuentran en riesgo.

Este informe proporciona una visión general de cómo llegamos a estas instancias, la batalla de casi 20 años para regular las plantas de energía, la estrategia en curso para anular la regla MATS y el antecedente de quién está impulsando esta lucha y sus beneficios. El informe también incluye historias personales de quienes viven cerca de plantas de energía y que tienen más posibilidades de perder si se acaba la propuesta del MATS.

II. La Propuesta Manipulada

Cuando Trump asumió la presidencia y nombró a Andrew Wheeler como director de la EPA, éste último en su calidad de ex cabildero para la industria del carbón, se encargó de desmantelar el MATS desde sus adentros. Propuso que la EPA retirara unos hallazgos — realizados por las administraciones de Bill Clinton y Barack Obama — los cuales indicaban que regular estas emisiones peligrosas era “apropiado y necesario”, una determinación clave que llevó a las cortes federales a requerir un control de la emisión de plantas de energía.

Wheeler afirmó que reducir la polución de las plantas no vale el costo de la industria, a pesar de las miles de vidas que se hubiesen salvado. Para hacer esa afirmación, Wheeler hizo un análisis de costo y beneficio que hubiese sido risible si no se tomara en consideración el riesgo que corren las personas. El administrador dedujo que los beneficios de salud de la regla MATS solamente oscilaban entre $ 4 y 6 millones. Para llegar a esta cifra, solo contó una porción de las ganancias perdidas atribuibles al coeficiente intelectual por el consumo de peces de agua dulce que contenía mercurio emitido al aire desde centrales eléctricas— un ejemplo pequeño comparado con verdaderos beneficios a la salud.

De hecho, el propio análisis de la EPA encontró que la regla MATS prevendría entre 4 mil y 11 mil muertes prematuras por año, al igual que miles de hospitalizaciones y ausencias tanto laborales como escolares. El valor monetario de estos beneficios, nuevamente basados en cálculos de la EPA, alcanzó aproximadamente $90 mil millones por año — una cifra 10 mil veces más alta que los $4-6 millones con los que Wheeler intentó desacreditar la regla MATS.

La mayoría de estos beneficios monetizados tienen que ver con las reducciones en partículas finas, o el hollín. Estas se realizaron como resultado de los pasos que las centrales eléctricas tomaron para reducir mercurio, plomo, arsénico y otros contaminantes que son considerados peligrosos en la lista de la Ley de Aire Limpio. Wheeler nunca negó que la regla MATS salvará más de 11 mil vidas por año. En cambio, argumenta que debemos ignorar este hecho por que, en su opinión, eso no importa. Afirma que los únicos beneficios que cuentan son aquellos monetizados por el control del mercurio. Como el hollín que cobraría la vida de muchas personas no es mercurio, Wheeler pide discreción al ignorarlo cuando se calcula los costos y beneficios de la regla MATS.

Por lo tanto, esta propuesta para retirar el concepto de regular el mercurio y otros contaminantes como algo “apropiado y necesario” es ilógica desde la perspectiva de proteger la salud pública. Es una apuesta ilegal para ahorrar dinero a una pequeña cantidad de corporaciones carboníferas, sacrificando así la salud pública para apuntalar la quema de carbón. Mientras tanto, 11 mil vidas penden de un hilo.

Este intento por maquillar resultados no solo pone en peligro miles de vidas, sino que podría establecer un precedente peligroso que cambia la forma en que la EPA considera los beneficios para la salud en el futuro. De igual forma, puede conducir a un debilitamiento de muchas otras protecciones ambientales federales.

Las familias que serán mayormente afectadas con la erradicación de MATS

“¿Por qué no quieres aire puro?”
– Tom Sedor Condado de Northampton, Pensilvania

El nieto de Tom Sedor, de 18 años de edad, nunca tendrá la capacidad de vivir solo. Sufre de autismo severo que, según Tom, está relacionado con la contaminación que se ha vertido desde la Planta Generadora de Northampton, en Pensilvania, durante décadas.

“Es una gran carga para la familia”, dice Tom, sobre el cuidado de su nieto. “No es verbal. No puede funcionar ni vestirse solo. Está entrenado para ir al baño, pero a veces hay que ayudar a limpiarlo”.

Tom, de 77 años, sabe que existe un vínculo genético que hace que un niño sea más propenso al autismo, pero también es consciente de la evidencia científica que apunta a la contaminación por mercurio y las partículas como factores que aumentan la probabilidad de ese trastorno.

Un grupo de niños con autismo vivía cerca de la casa de su nieto. El hijo de un vecino en la propiedad adyacente al lugar donde creció su nieto también sufría de autismo severo. Otros tres niños en un área de una cuadra estaban en ese mismo rango. Y alrededor de una docena de niños con algún grado de autismo vivían dentro de un radio de un cuarto de milla de la casa de su nieto.

“No soy epidemiólogo”, dijo Tom. “Pero tiene que haber un entorno que lo desencadene. Realmente [el autismo] no existía en mi familia o en la otra”.

En 2006, investigadores de la Universidad de Texas descubrieron que por cada mil libras de mercurio liberado por las centrales eléctricas, había un aumento del 3,7 por ciento en las tasas de autismo. Un estudio posterior de la Universidad de Harvard encontró que las mujeres en áreas con altos niveles de mercurio, diésel, gases de escape, plomo, manganeso, níquel y cloruro de metileno tenían el doble de probabilidades de dar a luz bebés varones con autismo.

Sus otros tres nietos sufrieron asma, lo que limitó su capacidad para participar en deportes.

Tom es un ex trabajador siderúrgico que pasó los últimos años de su vida laboral ayudando a los trabajadores desplazados a encontrar un nuevo empleo después de que se cerrara Bethlehem Steel, la antigua planta donde trabajaba.

Durante su retiro, dedicó años a reducir la contaminación en el condado de Northampton mientras intentaba responsabilizar a los contaminadores. Tom es miembro del capítulo local de Sierra Club y de un grupo ambiental llamado Clean Air Action.

Tom se muestra complacido de que la planta generadora de Northampton funcione menos de lo que solía hacerlo y parece quemar menos carbón. Pero está lejos de ser la única fuente importante de contaminación en el área. Otros contaminadores incluyen una planta de cemento y negocios que queman plásticos y llantas. Además, la planta de energía carga residuos de cenizas de carbón en camiones para descargarlos fuera del sitio.

Tom ha escrito muchas cartas pidiendo a los funcionarios estatales que mejoren las condiciones en la comunidad y ha hablado, en numerosas ocasiones, en las reuniones del concejo de la ciudad pidiendo ordenanzas para reducir el ruido y la contaminación del aire.

La noticia de que Wheeler quiere desmantelar el MATS causó molestia. “No será prudente revertirlo. Está completamente equivocado”, dijo.

Tom subrayó que los beneficios financieros de reducir los costos de atención médica definitivamente superan el costo de la tecnología utilizada para cumplir con el MATS.

“La ciencia te dice que [el mercurio y las partículas] son malas. ¿Por qué no quieres aire puro?”

En el estado de Pensilvania, la EPA predijo que 530 personas sufrirían muerte prematura cada año si no se cumple la regla MATS.

III. La Lucha por el MATS

La carta blanca que recibía la poderosa industria del carbón y el petróleo para contaminar, entre 1970 y 2012, refleja el poder de una industria que podía gastar grandes sumas de dinero presionando por medio del lobbying y que, además, no quería pagar el costo de controlar la contaminación si ello significaba una reducción en sus enormes ganancias.

Las centrales eléctricas incluso obtuvieron un trato preferencial en el marco de la Ley de Aire Limpio de 1990, que requería que todas las demás industrias importantes se reformaran. El acuerdo especial para las plantas de energía solicitaba que la EPA hiciera un estudio y llegara a la conclusión de que la regulación es “apropiada y necesaria”. La industria energética trata esa limitación hecha a su medida como si la colocara por encima de la ley.

Un cambio importante ocurrió en diciembre de 2000, a semanas de que el ex presidente Bill Clinton dejara su cargo. Respaldó el hallazgo de que era “apropiado y necesario” regular el mercurio y la contaminación del aire desde las centrales eléctricas. Esa revelación condujo a una lista de todas las plantas de energía que debían ser reguladas bajo el programa de tóxicos del aire, lo que también obligó a la EPA a emitir, legalmente, estándares de tóxicos de aire para las plantas de energía en un espacio de dos años. No obstante, tomaría casi una década para que las protecciones MATS se convirtieran en ley, dada la influencia de la industria y la estrategia pro-contaminadora del ex presidente George W. Bush.

Cuando el ex presidente George W. Bush asumió el cargo en 2001, trató de revertir el camino trazado por Clinton. En lugar de cumplir con sus obligaciones, la administración Bush retrasó la emisión de normas mientras procuraba que el Congreso enmendara la Ley de Aire Limpio y así evitar la regulación de la contaminación del aire de las centrales eléctricas. Earthjustice presionó para prevenir la aprobación de la enmienda y luego demandó —en nombre de los grupos comunitarios, ambientales y de salud pública en 2001— para obligar a la EPA a cumplir con su declaración, bajo la administración Clinton, de que regular el mercurio y los contaminantes peligrosos era “apropiado y necesario” para las centrales eléctricas. Earthjustice ganó ese caso, pero Bush hijo se mantuvo renuente y no actuó para desarrollar una reglamentación. No hubo una regulación propuesta de mercurio y contaminación atmosférica para la industria sino hasta 2011, después de que Earthjustice demandó a la administración Obama porque la EPA había incumplido su fecha límite.

La pelea aún no había terminado. La administración Obama finalmente adoptó la regla MATS en 2011, pero la industria del carbón interpuso una demanda para revocar las protecciones. El caso llegó hasta la Corte Suprema y fue enviado de nuevo a la Casa Blanca para su ratificación. Las protecciones entraron en vigencia en 2016. Antes de que se estableciera la regla MATS, las plantas de carbón arrojaban la mitad de las emisiones artificiales de mercurio que daña el cerebro, así como la mayoría de muchos otros contaminantes peligrosos. El mercurio es una neurotoxina que causa daño cerebral y del sistema nervioso, y disminuye el coeficiente intelectual y capacidad de razonamiento en los niños. En los adultos, la contaminación por mercurio causa enfermedades cardíacas, debilidad muscular y deterioro del habla, la audición y la capacidad para caminar.

Conforme transcurrían los años desde su adopción, el MATS ya había reducido el mercurio emitido por las plantas de carbón en un 80 por ciento, según el análisis de la EPA.

El MATS también redujo las emisiones nocivas de plomo, arsénico y cromo-6, la sustancia cancerígena que fue el tema de la película Erin Brockovich.

Cuando el MATS se convirtió en ley, los peores contaminadores enfrentaron una difícil decisión: cerrar sus instalaciones o instalar tecnología de control que reduciría drásticamente las sustancias tóxicas y peligrosas que expulsaban al aire.

Para 2017, la mayor parte de la industria de plantas de energía, que inicialmente se había opuesto al MATS, cumplía con los estándares, incluido el Edison Electric Institute, un consorcio de empresas eléctricas. Pero la Asociación Nacional de Minería, que representa a las compañías carboníferas, ha sido constantemente un acérrimo opositor de la regulación.

Algunos estados y la industria del carbón todavía luchan en los tribunales para limitar las protecciones MATS. Sin embargo, esos casos se han suspendido, en espera del resultado de la reconsideración de los beneficios para la salud de MATS por parte de la EPA.

La Remuneración

Bob Murray, CEO de Murray Energy y un grupo de operadores de carbón, ha tenido gran influencia en los cambios propuestos a la regla MATS.

Murray es uno de los cinco mayores operadores de carbón en los EE.UU. Ha criticado ferozmente la regla MATS y demandó para eliminarla. También fue un importante donante de Trump, aportando $300 mil para la inauguración y $1 millón a un comité de acción política a favor del actual presidente.

Apenas cinco semanas después de que Trump asumiera el cargo, Murray envió una lista de retrocesos anti-ambientales, finalmente obtenidos y publicados en el New York Times, al vicepresidente Mike Pence, solicitando a la administración que elimine el MATS junto con la reducción en las restricciones a los gases de efecto invernadero y requisitos de seguridad en minas.

Murray también era cliente de la firma de cabildeo Faeger Baker Daniels, donde Wheeler fue director hasta 2017. Murray pagó a la firma de Wheeler $3 millones en honorarios de cabildeo para impulsar su agenda energética y anti-ambiental antes de que Wheeler se convirtiera en administrador de la EPA.

Las familias que serán mayormente afectadas con la erradicación de MATS

“Consideramos al MATS como una guía para que la nación navajo adopte sus propios estándares de contaminación que serían igual de estrictos”.
– Nicole Horseherder Condados de Apache-Navajo, Arizona

Nicole Horseherder tiene muchas facetas: activista de salud pública, lideresa comunitaria y madre, por nombrar algunas. Pero si usted le pregunta, ella le dirá que es “una granjera, ante todo”.

Nacida y criada en Black Mesa, en el noreste de Arizona, Horseherder ha vivido en el territorio tradicional navajo toda su vida. Como agricultora, su rutina diaria es un testimonio del estilo de vida que exige físicamente a los navajos. Sin acceso a tuberías interiores en su casa o al calor del gas, los miembros del clan deben cortar su propia madera, sacar agua de los pozos y cultivar su propia cosecha. Ese intenso trabajo manual se vuelve cada vez más difícil cuando se combina con problemas respiratorios como el asma, que se ha generalizado en toda la Nación Navajo. “Yo, dos de mis hijos, mi madre y mi tía tienen asma”, dice Horseherder

Los problemas de salud debido a la mala calidad del aire no siempre han afectado a la comunidad, dice Horseherder.

Pero debido al desarrollo de la Estación Generadora Navajo, una masiva planta de carbón que emite casi un tercio de las emisiones de Arizona que salen de la generación de energía, el aire de la región se ha contaminado con tóxicos como el mercurio y el arsénico desde la década de los setenta, poniendo en grave peligro la salud pública. La atención médica de emergencia es escasa en la reserva.

“La clínica más cercana está a casi una hora de distancia, pero no está equipada para manejar emergencias”, dice Horseherder. Debido a que dos de sus hijos sufren de asma, Nicole ha tenido que dejar todo en cualquier momento cuando experimentan un ataque severo, teniendo que conducir una hora y media hasta la sala de emergencias más cercana. La vida en la reserva ya es difícil y peligrosa, pero puede ser mortal debido al aumento de contaminantes tóxicos en el aire y el agua.

Es por eso que la regla MATS es tan importante para Nicole. Como directora ejecutiva de la organización activista Navajo Tó Nizhóní Ání, ha trabajado para despojar a las comunidades indígenas de su antigua dependencia del carbón.

“To’ Nizhoni Ani, que significa ‘el agua sagrada habla’, siguió el desarrollo y la implementación del MATS muy de cerca”, dice Horseherder. “Consideramos al MATS como una guía para que la nación navajo adopte sus propios estándares de contaminación que serían igual de estrictos”.

Desafortunadamente, hasta la fecha, la Agencia de Protección Ambiental de la Nación Navajo, fundada en 1995 como un organismo regulador para proteger la salud humana y el medio ambiente, no ha publicado un solo estándar para mitigar la contaminación del aire. Cuando se le presionó para tomar medidas, el Director de la Nación Navajo EPA, Oliver B. Whaley, dijo que los estándares existen, pero se negó a divulgarlos al público. Sin regulaciones para el control de la contaminación, la dependencia de la comunidad navajo de una fuerte supervisión federal como el MATS se ha vuelto mucho más vital.

Al igual que muchas plantas de carbón en todo el país, la Estación Generadora de Navajo ha sido programada para cerrar a fin de año. Y gracias al trabajo de grupos como To ‘Nizhoni Ani’, la planta no se reabrirá con un nuevo propietario. Si bien esta es una gran victoria para la salud pública, esto no impide que la contaminación del aire generada por plantas de carbón activas — incluso a cientos de millas de distancia — viaje a favor del viento y perjudique a las comunidades ya frágiles. Si el MATS se debilitara o revocara por completo, tendría consecuencias devastadoras para la Nación Navajo.

La EPA estimó en 2016 que 35 personas morirían en Arizona cada año si se elimina el MATS.

IV. Vidas de Por Medio

En 2011, cuando la EPA realizó su análisis inicial de costos y beneficios, los beneficios para la salud de MATS se valoraron en $90 mil millones, que es una evaluación de los ahorros combinados de hasta:

  • 11 mil muertes menos,
  • 4.700 ataques cardíacos menos,
  • una reducción de 5.700 visitas a hospitales y salas de emergencias,
  • una disminución de 130 mil ataques de asma,
  • y más de 540 mil días menos de trabajo perdido.

Literalmente, el 99,9 por ciento de los beneficios de salud calculados — es decir, más de $89,9 mil millones — provienen de las reducciones en hollín.

Según la propuesta manipulada de Wheeler, los beneficios de salud monetizados caen de $90 mil millones a entre $4 – $6 millones. Y los costos de cumplimiento, que la EPA aún estima en $9,6 mil millones a pesar de que los costos son más bajos, parecen ser demasiado costosos para justificarse según la ley federal. Al menospreciar su propia regla de esta manera, la EPA básicamente está invitando a la industria del carbón a entablar demandas para invalidar las protecciones.

Normalmente, cuando la EPA decide que la nación necesita mejores controles de un contaminante dañino para proteger la salud pública y busca regular esa sustancia, generalmente lleva a reducciones en otras sustancias tóxicas que son capturadas por la tecnología de control de contaminación.

Wheeler considera el hollín como un “co-beneficio” de MATS, colocándolo en una categoría separada del mercurio, sin importar que se salvan hasta 11 mil vidas. La lógica de la EPA es que existen otras regulaciones federales para reducir el hollín.

La decisión de Wheeler de borrar los beneficios monetarios para la salud contradice la práctica y la orientación de su agencia de la Oficina de Administración y Presupuesto, la cual analiza los costos y beneficios de todas las regulaciones propuestas y recomienda que todos los beneficios en materia de salud se incluyan en el análisis de costo-beneficio de una posible regulación. Aunque la misión declarada de la EPA es proteger la salud pública y el medio ambiente, Wheeler decidió que las 11 mil vidas no importan porque el hollín es un “co-beneficio”.

Wheeler, un ex cabildero de la industria del carbón, está a cargo de la EPA, y está mucho más enfocado en proteger las ganancias de los contaminadores que en defender la salud pública. Él ha demostrado una fuerte determinación de deshacer las protecciones contra la contaminación del aire y del agua, las especies en peligro de extinción y los gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático.

La administración es deshonesta al pretender que limitando la contaminación, que mata a las personas y causa un gran daño, en realidad no genera efectos nocivos. Si se salen con la suya, las personas morirán para aumentar las ganancias de los barones del carbón y nuestro aire será menos saludable.

Al sesgar la fórmula utilizada para calcular los beneficios de la salud, la EPA está estableciendo un posible precedente que cambiará las reglas y que a la postre podría replicarse una y otra vez, debilitando las protecciones ambientales en todo el país.

Si la EPA concreta su reconsideración alegando que los costos para la industria superan los beneficios para la salud, Earthjustice y sus socios desafiarán el análisis manipulado de la agencia en un tribunal federal.

Las familias que serán mayormente afectadas con la erradicación de MATS

“Al eliminar el MATS, la EPA está condenando a segmentos enteros de la población a la muerte”.
– Caroline Armijo Greensboro, Carolina del Norte

Como muchos de sus vecinos, Caroline Rutledge Armijo creció cerca de Duke Energy Belews Creek, una enorme central eléctrica de carbón de dos unidades que ha sido uno de los mayores empleadores del condado de Stokes, Carolina del Norte, desde su fundación en 1974.

Si bien la planta de energía ha tomado medidas para reducir sus emisiones con tecnología de depuración y adherencia al MATS, los residentes que viven cerca han sufrido enfermedades crónicas y graves de estas plantas que nunca desaparecerán.

“Al crecer sufría de asma y bronquitis, como muchos de los niños en el área”, dijo Armijo.

Según Armijo, las enfermedades respiratorias no son las únicas que están relacionadas con las emisiones nocivas de las centrales eléctricas.

“Una amiga mía tuvo cinco abortos naturales, otra tuvo 11 y el bebé de una mujer nació con un agujero en la espalda y le faltaban dedos”, dijo Armijo.

De acuerdo con la EPA, el mercurio es una neurotoxina que puede ser perjudicial para las mujeres embarazadas, además de dañar los cerebros en crecimiento y el sistema nervioso de los fetos. El material particulado, otro contaminante mortal, está relacionado con el cáncer de pulmón, agrava el asma y puede provocar ataques cardíacos y muerte prematura, informó la Organización Mundial de la Salud. La exposición a partículas también está relacionada con aborto natural.

Originaria de Carolina del Norte, la familia de Armijo ha vivido en el condado de Stokes durante nueve generaciones. Armijo nació en Raleigh, se mudó a Germanton y Chapel Hill, y luego se estableció en Greensboro después de pasar varios años en Washington, D.C.

Desde 2010, ha sido una defensora de la salud pública, educando a su comunidad sobre los peligros de las cenizas de carbón a través de grupos como Residentes para la Limpieza de Cenizas de Carbón y Alliance of Carolinians Together (ACT, por sus siglas en inglés).

Armijo se enoja porque la EPA quiere deshacerse del MATS, a pesar de las miles de vidas que el estándar federal salva cada año. “Al eliminar el MATS, la EPA está condenando a segmentos enteros de la población a la muerte”, señala.

Una cantidad de contaminantes de la planta de Duke Energy están vinculados a enfermedades dentro de la comunidad.

Armijo cree que los contaminantes han causado una alta frecuencia de condiciones de salud anormales, especialmente en el área de Belews Lake, un lago creado en 1973 por Duke Energy como hogar de Belews Creek Steam Station, una estación de enfriamiento para la planta de energía. El lago es un punto de recreo — especialmente en los meses más cálidos — ya que las familias nadan, navegan y se relajan en el agua. Los contaminantes de la central eléctrica, incluidos el mercurio, el arsénico y el plomo, se han filtrado regularmente en el agua subterránea durante más de 40 años, al tiempo que contaminan el Río Dan del que dependen 300,000 residentes vecinos para obtener agua potable.

“Una amiga mía que vive en lo que solía ser la vivienda de los empleados de Duke Energy, a solo unos minutos de la estación de energía, desarrolló un tumor cerebral antes de descubrir la presencia de radón en el agua del grifo. Los residentes que vivían allí antes que ella también sufrían enfermedades neurológicas. El impacto de estas condiciones de salud es debilitante y afecta todos los aspectos de su vida”, dice Armijo.

“Después de que mi primo fue diagnosticado con un tumor cerebral, no pudo conducir durante seis meses debido a los efectos secundarios de su medicamento anticonvulsivo”, dice Armijo. “Situaciones como esa son tan comunes aquí que no se abordan”.

Para comunidades como la de Armijo, que son predominantemente personas de color, proteger el MATS es un asunto de vida o muerte.

En 2016, la EPA estimó que 480 personas perderían la vida en Carolina del Norte cada año si no existiera el MATS, reafirmando su análisis realizado en 2011.

V. Contacto de Prensa

Robert Valencia Estratega de medios en español
rvalencia@earthjustice.org
(212) 845-7376