Ceniza de Carbón: Un Problema de Derechos Civiles
La EPA de no proteger a los Americanos de grupos minoritarios o de bajos recursos de la contaminación por la ceniza de carbón.
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“Hay que entender el modo de vida rural: La gente se sentaba en su portal y disfrutaba del aire, y se hablaban unos a otros. Ahora viven al cruzar la calle o a una cuadra del basurero y huele mal…Ya la gente no puede dejar que sus nietos jueguen en el patio sin sentir miedo. El mal olor, la contaminación y el miedo afectan todos los aspectos de la vida—ya sea el que podamos alimentarnos de nuestros huertos, tender nuestra ropa a secar o pasar tiempo afuera. Esto no está bien.”
Esta es la voz de Esther Calhoun, una residente de Uniontown, Alabama, cuya vida se ha reducido considerablemente debido a la ceniza de carbón. La Sra. Calhoun se encuentra en Washington D.C. esta semana para testificar ante la Comisión de Derechos Humanos de Estados Unidos (U.S. Commission on Civil Rights) acusando a la EPA de no proteger a los Americanos de grupos minoritarios o de bajos recursos de la contaminación por la ceniza de carbón.
La ceniza de carbón es el desecho tóxico que queda luego de quemar petróleo en las plantas de generación de electricidad y la segunda fuente más grande de desechos industriales en la nación. En 2014, la EPA finalizó una norma que estableció las primeras precauciones federales para botar ceniza de carbón. Pero la EPA no falló en arreglar los problemas principales de contaminación en las comunidades como la de Esther porque la norma impone la carga de cumplimiento en los ciudadanos, en lugar de requerir que los reguladores del gobierno tomen acción. Aun peor, la regla permite la operación continua de las peligrosas lagunas de ceniza de carbón—cuya gran mayoría está ubicada en vecindades de grupos minoritarios y de bajos recursos. El desecho tóxico puede salirse lentamente de estas lagunas no revestidas, contaminando así los acuíferos de agua subyacentes, y pueden ocurrir fallos catastróficos, poniendo en peligro vidas y propiedades. Consecuentemente, la norma para ceniza de carbón de la EPA resulta ser una amenaza desigual injustificada para los Americanos pobres y de minorías.
El prestar atención al peligro desigual forjado por la contaminación de ceniza de carbón es necesario desde hace mucho tiempo. La norma federal de ceniza de carbón se demoró décadas debido a la industria eléctrica, que demandó una exención de las reglas razonables que gobiernan el desecho de desperdicios tóxicos. La industria pudo bloquear la regla de manera efectiva durante más de 30 años, mientras que el lodo tóxico, tirado en las lagunas y basureros sin revestir, se amontona por todo Estados Unidos, particularmente en las vecindades donde los residentes menos pueden costearlo. Luego de dos desastres de grandes proporciones—el catastrófico derrumbe de la presa TVA en 2008 y el derrame del Río Duke Dan en 2014—la EPA se vio forzada a tomar acción. Si bien es cierto que la norma sobre cenizas de carbón de la EPA efectivamente ofrece un poco de alivio, al final ha fallado en reducir el daño desproporcionado que sufren las comunidades más vulnerables del país.
Celebramos los reflectores que la Comisión de Derechos Humanos de E.E. U.U. está poniendo sobre este asunto de salud pública. Sin embargo, el reconocer el riesgo desigual de daños debido a los desechos de ceniza de carbón es sólo el primer paso. Esperemos que llamar atención sobre este asunto—por medio de los testimonios de ciudadanos afectados, profesionales de salud pública, expertos en derechos civiles y defensores del medio ambiente—conlleve a una acción inmediata por parte de la EPA para garantizar que la norma de ceniza de cartón ofrecerá protección a todas la comunidades Americanas.
La protección adecuada y equitativa bajo la norma de ceniza de carbón no ocurrirá sin la asistencia inmediata de la EPA. No se debe permitir que la contaminación por ceniza de carbón cause otra crisis como la que se está desplegando en Flint, Michigan, donde el daño irreversible e inevitable ha ocurrido porque las agencias regulatorias no actúan. La sesión informativa de la Comisión de Derechos Humanos de E.E. U.U. demuestra que las comunidades vulnerables enfrentan amenazas significativas que la nueva norma no ha abordado. La EPA tiene la autoridad y el conocimiento técnico para lidiar con estas discrepancias. Por ejemplo, la EPA puede tomar algunos pasos simples pero críticos inmediatamente, como hacer análisis del agua potable cercana a las lagunas de ceniza de carbón en las comunidades de minorías y bajos recursos, proporcionar asistencia técnica a estas comunidades para ayudarlas a ejecutar la nueva norma, y facilitar el acceso a la información sobre los basureros de ceniza de carbón en estas vecindades que potencialmente puede salvar vidas.
La EPA está obligada bajo orden ejecutiva a evaluar los impactos desiguales de la contaminación por ceniza de carbón y luego, de abordar estos impactos. Sin embargo, hasta la fecha, la EPA solamente ha documentado impactos diferentes. Para las personas como Esther Calhoun en Uniontown quien debe vivir día a día con los impactos dañinos de la ceniza de carbón, el tiempo de actuar es ahora.
Para más información sobre el problema de ceniza de carbón, lea la reseña especial de Earthjustice titulada “La ceniza de carbón contamina vidas.”
Specializing in hazardous waste law, Lisa is an expert on coal ash, a toxic byproduct of burning coal that burdens communities around the nation.
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