La Terminal Gasífera de Puerto Rico Es Una Bomba de Tiempo
Las comunidades de San Juan exigen una vigilancia sobre la defectuosa operación gasífera de New Fortress Energy
La Bahía de San Juan sirve como puerta marítima hacia Puerto Rico, con aproximadamente el 80% de la población del archipiélago concentrada en el área metropolitana rodeando sus aguas azules. Los barcos que buscan su puerto y muelles navegan por una ensenada estrecha, pasando por los fuertes y los cruceros del Viejo San Juan, además de La Fortaleza –donde reside oficialmente el gobernador– y numerosas comunidades que bordean la bahía. Como uno de los puertos más activos del Caribe, el comercio centralizado alrededor de la bahía afecta profundamente a las comunidades ubicadas cerca de las instalaciones industriales del puerto.
Un rincón del puerto es hogar de varias comunidades de justicia ambiental de bajos ingresos que, durante mucho tiempo, se han visto afectadas por la contaminación de la terminal petrolera aledaña y el tráfico portuario. En marzo de 2019, la empresa estadounidense de combustibles fósiles New Fortress Energy comenzó a construir una nueva terminal para la importación de gas natural licuado (GNL) con la infraestructura de procesamiento de gas asociada y la tubería a una cercana planta de energía de la ciudad. Nadie en las comunidades aledañas — incluidas Sabana, Vietnam, Amelia, Puerto Nuevo o Cataño– había sido notificado o consultado sobre este proyecto, a pesar de que la terminal potencialmente explosiva se encuentra a menos de un cuarto de milla de las casas más cercanas. Pronto se hizo evidente que New Fortress Energy tampoco había pasado por el proceso de autorización adecuado y requerido por la Comisión Federal Reguladora de Energía (FERC).
Después de que varias organizaciones comunitarias escribieran una carta exigiendo que la FERC asumiera la jurisdicción sobre esta terminal construida y operada ilegalmente, la comisión abrió una investigación. Earthjustice representó a numerosas organizaciones locales y trabajó con el propio sindicato de la empresa local de servicios públicos para explicarle a la FERC por qué debía asumir la jurisdicción sobre dicha terminal. Cuando la comisión finalmente estuvo de acuerdo, New Fortress Energy apeló la orden que determinaba la jurisdicción sobre la terminal ante el Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia. En nombre de nuestros clientes y socios, Earthjustice presentó un escrito de amicus curiae argumentando que la Ley de Gas Natural requiere que las terminales como la de San Juan se sometan a una significativa revisión ambiental y comunitaria.
Durante mucho tiempo, New Fortress Energy ha puesto en peligro a los miembros de la comunidad local. Los habitantes del barrio Sabana residen en una pequeña ensenada frente a la terminal de gas, con algunas casas a menos de medio campo de fútbol de distancia. Las personas que viven en las inmediaciones de la terminal de GNL están dentro del radio de explosión en caso de una posible catástrofe. También son vulnerables a los impactos a largo plazo en la salud, debido a la exposición crónica a una mayor contaminación tóxica del aire por fugas de metano y el escape adicional de diésel del tráfico de camiones y barcos asociado a la terminal.
La Rev. Dr. Sary N. Rosario Ferreira, pastora local e integrante del Comité de Fe de El Puente Enlace Latino de Acción Climática, experimentó los impactos de vivir en el vecindario de Puerto Nuevo Norte, cercano a la terminal:
En mi caso personal nunca había padecido de asma hasta que me mudé a Puerto Nuevo, en estos ocho años he tenido ataques de asma, pero en uno en particular por poco no vivo para contarlo; estuve en el hospital y doy gracias a Dios quien por su misericordia me dio vida. Se sabe o se sospecha que los tóxicos de aire ocasionan cáncer y otros efectos de salud serios. Así que la aseveración de que el gas natural es mejor que otros combustibles fósiles en el caso de los efectos adversos a la salud no ha sido nuestra experiencia. New Fortress comenzó a operar hace casi dos años y mi condición de asma no ha mejorado, sino que ha continuado. De hecho, me tuve que mudar del área, pero hay mucha gente que vive muy cerca de New Fortress y de la contaminación que se genera en esta operación. Mis vecinos puertorriqueños y dominicanos merecen un aire limpio para sus pulmones y para tener calidad de vida. Me preocupa grandemente la salud de la comunidad y cómo se ha orquestado esta operación sin consulta de ubicación y sin el permiso de la Comisión Reguladora de Energía de los Estados Unidos.
Más allá de las preocupaciones de seguridad apremiantes, los puertorriqueños reconocen y exigen abrumadoramente la necesidad de una rápida transformación del sistema eléctrico de la isla a energía renovable distribuida, lo cual también está expresamente establecido en la legislación local. La nueva terminal de GNL de New Fortress Energy debilita el progreso de Puerto Rico para lograr un sistema de energía renovable autosuficiente que no dependa de las importaciones de combustibles fósiles. La energía solar en los techos y su almacenamiento son mucho menos vulnerables a tormentas como el huracán María, que dejó a miles de personas en la oscuridad durante meses después de devastar la red de energía obsoleta y dependiente de combustibles fósiles de la isla.
Myrna Conty, líder comunitaria local de Amigos del Río Guaynabo, habló sobre la importancia de la energía solar para la resiliencia climática de la isla:
Transformar el sistema energético de Puerto Rico con gas natural perpetua la quema de combustibles fósiles, aumentando el cambio climático y alejándonos de implementar la energía renovable. En nuestro país tenemos sol prácticamente 365 días del año. Actualmente el precio de gas natural está aumentando. Para colmo, nos va aumentar nuestra tarifa eléctrica aún más. Tenemos la solución y es instalar sistemas fotovoltaicos en techos con baterías. De esta manera seríamos un país más resiliente, ya que estamos a riesgo a huracanes más potentes durante seis meses del año, como consecuencia del cambio climático.
Hoy, el Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito de Columbia escuchó los argumentos orales de New Fortress en su apelación de la orden de la FERC, la cual determinó que la terminal de GNL está sujeta a su jurisdicción y que New Fortress debe solicitar y cumplir con un permiso de forma retroactiva. Esperamos que el tribunal respete el fallo y recalque la importancia de consultar a las comunidades circundantes y realizar análisis ambientales y de seguridad rigurosos antes de continuar con proyectos fósiles más peligrosos e innecesarios.
Based in Tallahassee, Jordan is a senior attorney with our Florida office.
As a communications strategist, Miranda covers Earthjustice’s Mid-Pacific and California regional offices. She has campaigned to defend public water resources in North America and is a graduate of the Master’s in Global Studies program at the University of California, Santa Barbara where her research focused on climate change.
Earthjustice’s Clean Energy Program uses the power of the law and the strength of partnership to accelerate the transition to 100% clean energy.
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