Por Qué Puerto Rico Necesita del Sol Para Un Futuro Con Energía Limpia
La llaman la “Isla del Encanto”, pero si las empresas de combustibles fósiles se salen con la suya, la magia simplemente no durará.
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En 2018, una campaña de turismo de Puerto Rico se propuso “encantar” a los viajeros basado en una historia de la recuperación de la isla después del huracán María. De hecho, la belleza natural de Puerto Rico — desde sus abundantes ecosistemas marinos hasta sus montañas, las cascadas y la vida silvestre del Bosque Nacional El Yunque — ofrece un encanto sin igual.
Pero la recuperación de la isla no ha terminado. Incluso, el futuro de Puerto Rico está en mayor riesgo que nunca.
Cuatro años después de que María sometiera a Puerto Rico a una crisis energética por un año, la isla sigue siendo vulnerable a devastadores cortes de energía. Si bien más de 3 mil personas murieron como resultado de la tormenta, la mayoría de esas pérdidas humanas no fueron causadas por el huracán en sí, sino por la pérdida sostenida de luz.
Con vientos que alcanzaban las 170 millas por hora, María derribó las líneas de transmisión que transportan electricidad a través de la geografía puertorriqueña desde las centrales eléctricas en el sur hasta los centros de población y turismo en el norte. Como resultado, los equipos médicos y los medicamentos que salvan vidas y que requieren refrigeración se volvieron inútiles.
Catástrofes evitables como esta no deberían ser un pilar del futuro energético de Puerto Rico. Como todos los ciudadanos estadounidenses, el pueblo puertorriqueño tiene derecho a prescindir de energías obsoletas como el carbón, el petróleo y el gas fracturado importados y las líneas de transmisión vulnerables.
Hoy, la isla está preparada para una revolución energética. Earthjustice y nuestros socios en Puerto Rico están luchando por un sistema de energía limpio, resistente y localizado alrededor de la isla mediante el almacenamiento de baterías y energía solar en los techos.
¿Qué lograría la energía solar para el pueblo de Puerto Rico?
1. En una isla que recibe sol, la energía solar es una alternativa energética segura y confiable a los combustibles fósiles.
Los estudios han demostrado que Puerto Rico puede ser un modelo para la implementación a gran escala de energía solar en los tejados y el almacenamiento de baterías, dada la luz solar de la isla durante todo el año. Un informe de 2020 encontró que la energía solar en la parte superior de casas y edificios tiene el potencial de proporcionar cuatro veces las necesidades de electricidad residencial de la isla.
2. La energía solar abordaría de manera proactiva la injusticia energética en Puerto Rico.
El ingreso promedio en Puerto Rico es un tercio del promedio de los EE.UU. Sin embargo, los residentes pagan hasta el doble por la electricidad. Equipar a cada hogar puertorriqueño con energía solar en sus tejados o azoteas costaría a los usuarios de energía mucho menos de lo que pagan por los combustibles fósiles importados.
3. La energía solar en los tejados o azoteas haría a Puerto Rico más resistente a los desastres climáticos.
Una red solar distribuida en techos o azoteas no sería tan vulnerable a los vientos intensos como el sistema actual de líneas eléctricas. Después del huracán María, tomó casi un año restaurar la energía alrededor de la isla, además del costo que ascendió a miles de millones en dólares por parte de los contribuyentes
4. La energía solar mejoraría los resultados de salud pública en la isla.
La contaminación por la quema de petróleo, carbón y gas se ha vinculado con el cáncer, así como con enfermedades cardíacas y respiratorias. Reemplazar los combustibles fósiles con energía solar reduciría drásticamente las emisiones de combustibles fósiles tóxicos, haciendo de Puerto Rico un ambiente más limpio y saludable para los residentes y visitantes.
5. La energía solar brindaría poder económico a los puertorriqueños.
Con energía solar distribuida en los techos, los puertorriqueños pueden convertirse en “pro-sumidores” de energía en lugar de consumidores. Al producir su propia electricidad, los residentes ya no dependerían de los servicios energéticos prestados por empresas poderosas con fines de lucro.
¿Qué se interpone en el camino de la revolución de las energías limpias en Puerto Rico?
Actualmente, dos empresas de combustibles fósiles en alta mar, denominadas en conjunto como el consorcio LUMA, reciben $125 millones al año para suministrar y distribuir energía utilizando petróleo, carbón y gas fracturado. Si una tormenta catastrófica azotara la isla, el contrato de LUMA tiene una “cláusula de escape” que les permite alejarse de cualquier obligación de proporcionar el servicio de energía de Puerto Rico. Este es el último ejemplo de corporaciones privadas que defienden un legado colonial que sacrifica a las personas en favor de las ganancias económicas.
Según la ley, Puerto Rico debe suministrarse con energía 100% renovable para el año 2050. Actualmente, solo el 3% de su energía es generada por energías renovables.
Se han reservado casi $10 mil millones de fondos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para reparar la red eléctrica de Puerto Rico. Las empresas responsables de suministrar y distribuir la electricidad de la isla quieren utilizar algunos de esos fondos para construir más infraestructura de gas fracturado. Tal medida pondría a Puerto Rico en un camino hacia décadas de aumento de las emisiones de carbono, daño al medio ambiente y la salud de las personas, y una vulnerabilidad constante frente a los impactos de desastres climáticos como María.
¿Cómo puede ayudar?
Dígale a los funcionarios de FEMA que todos los fondos de emergencia para Puerto Rico deben promover la resiliencia climática y la justicia climática en la isla.
Based in Washington, D.C., Keith is the National Communications Strategist for Partnerships and Intersectional Justice.
Earthjustice’s Clean Energy Program uses the power of the law and the strength of partnership to accelerate the transition to 100% clean energy.
The Florida regional office wields the power of the law to protect our waterways and biodiversity, promote a just and reliable transition to clean energy, and defend communities disproportionately burdened by pollution.