Vigilando Los Rieles: Una Comunidad En Busca De Seguridad
Ante una nueva amenaza de vida o muerte, residentes de una comunidad afroamericana en Albany, Nueva York, se han organizado con sus vecinos y aliados para crear un frente capaz de enfrentar a una compañía del Fortune 500 y a sus complacientes reguladores.
Cuando las grandes empresas necesitan un lugar para sus trabajos más sucios y peligrosos, usualmente escogen situarse donde vive la gente más vulnerable, las cuales a menudo son comunidades de bajos recursos o de color. Ante una nueva amenaza de vida o muerte, residentes de una comunidad afroamericana en Albany, Nueva York, se han organizado con sus vecinos y aliados para crear un frente capaz de enfrentar a una compañía del Fortune 500 y a sus complacientes reguladores.
En la comunidad de Ezra Prentice Homes los residentes se cuidan los unos a los otros y Be Be White toma esta responsabilidad muy en serio.
Residente del barrio desde hace 12 años, Be Be despierta todos los días a las cinco de la mañana para ayudarle a su hijo Brayton con el uniforme escolar; y luego tomar su puesto en el cruce peatonal que llevará Brayton y a otros niños del barrio de un lado de la carretera al otro para llegar el autobús escolar.
Quizá por algún consejo de su padre, Brayton y su primo pasaron toda una tarde de principios de mayo preocupados por un caracol que encontraron en la acera. Los niños nombraron al caracol “Thomas”.
A medida que se maravillaban de la criatura que llevaba el nombre del personaje principal de “El tren Thomas”, sobre ellos se asomaba un tren mucho menos inocente, uno que transporta 1,800 millones de galones de petróleo crudo al año.
Ezra Prentice Homes es un complejo de viviendas públicas con 179 familias y 288 niños que limita con una playa ferroviaria industrial, donde la cantidad de trenes que transportan petróleo crudo ha aumentado desde 2012. Estos son el mismo tipo de trenes que se han descarrilando y explotado de manera inquietante por todo el país.
Después de que Exxon Mobil vendiera ese espacio a Global Companies LLC, autoridades estatales de Nueva York inconspicuamente aprobaron cuadruplicar la cantidad de crudo transportado al sitio por ferrocarril.
Pero Be Be y sus vecinos nunca fueron informados de la propuesta, ni se les dijo que los tanques, acomodados a sólo 20 pies de un parque infantil dentro de la comunidad, estaban transportando un crudo altamente inflamable y tóxico. Tampoco se les notificó que los vapores liberados en cada operación de descarga del coche cisterna inclyen químicos que causan cáncer.
El aviso oficial para la comunidad fue el casi interminable desfile de vagones petroleros que comenzaron a retumbar sobre los hogares. Más de la mitad de los residentes de Ezra Prentice viven a menos de 100 pies de los ferrocarriles y a diario se preguntan si enfrentarán el mismo destino que los habitantes de Lac-Mégantic, Canadá, donde el descarrilamiento y explosión de un tren carguero de petróleo mató a 47 personas en 2013.
“No puedo descansar por las noches sabiendo que esos camiones están ahí”, dice Be Be. “Me preocupa que podamos volar en pedazos”.
Pero Be Be no está solo. Muchos vecinos discuten y sufren los mismos temores en cada reunión de la Asociación de Inquilinos de Ezra Prentice. Desde 2011, Charlene Benton fue la cabeza de la Asociación de Inquilinos hasta fallecer, tras una larga enfermedad, en mayo de 2017. Su voz suave disfrazaba su poder y legitimidad en la comunidad.
Determinante y persistente, Charlene se aseguraba que cada niño en Ezra Prentice recibiera regalos de Navidad y obligaba a los funcionarios locales a reunirse con los residentes. “La salud y la seguridad es lo más importante”, decía sobre la amenaza petrolera. “Cuanto más informados estemos, cuantas más preguntas hagamos, mejor. Una rueda que chilla siempre debe de señalarse”.
Dirigida por Charlene, la Asociación de Inquilinos de Ezra Prentice se enfrentó a Global Companies LLC, la compañía multimillonaria que había violentado sus vidas y a los funcionarios estatales que lo habían permitido.
En aquel momento ni Charlene ni Be Be lo sabían, pero los reguladores estatales habían violado sus propias políticas al aprobar la expansión de los envíos de crudo sin consultar a los residentes de Ezra Prentice y a otros tantos en la comunidad de South End, en Albany.
Bajo una norma estatal, las comunidades de bajos ingresos y de color sobrecargadas de contaminación ambiental son designadas como comunidades de “justicia ambiental”.
En South End, donde se ubican grandes contaminadores como el Puerto de Albany—una planta para tratar aguas residuales—y las instalaciones de Global, fue declarada una comunidad de justicia ambiental por reguladores estatales.
Así, cuando Global propuso un plan para cuadruplicar sus envíos de petróleo crudo y tóxico a la instalación, los funcionarios estatales debieron de haber informado a la comunidad y proporcionar cualquier tipo de información sobre la expansión de Global.
Pero no hicieron ninguna de las dos cosas.
Los vagones cisterna que pasan por las casas de Ezra Prentice llevan petróleo perforado en Bakken, Dakota del Norte, utilizando en su mayoría la polémica técnica de fracturación hidráulico o fracking.
El norte de Nueva York es hogar de uno de los movimientos anti-fracking. más intensos del país. Cuando los grupos que habían luchado para prohibir el fracking en Nueva York—incluyendo Earthjustice, Riverkeeper y Sierra Club Atlantic Chapter—supieron que su estado se estaba convirtiendo en un centro de transporte para el petróleo fracturado, se aliaron con los residentes de Ezra Prentice para ampliar el frente.
En 2013, mientras el abogado de Earthjustice, Chris Amato, investigaba los registros estatales para la solicitud de permiso ambiental, notó que otra expansión estaba planeada en las instalaciones de Global.
Los ejecutivos de la empresa estaban mirando mucho más allá de Dakota del Norte, hasta las arenas alquitranadas de Alberta, Canadá. Amato descubrió que Global quería enviar el aceite de arenas alquitranadas por ferrocarril a Albany; y había solicitado un permiso para calentar el crudo, espeso y pegajoso, en los vagones para que así pudiera ser cargado en barcazas por el río Hudson y enviado a las refinerías de la costa Este.
El aceite de arenas alquitranadas, infames desde la batalla contra el oleoducto Keystone XL, en Dakota del Norte, es uno de los combustibles fósiles más contaminantes de la Tierra. Desde su perforación, envío, procesamiento y combustión, este tipo de petroleo produce una terrible contaminación de aire, agua y empeora el cambio climático. Además, el crudo también contiene altos niveles de benceno, un conocido carcinógeno.
El plan de Global para cocinar el aceite de arenas alquitranadas en las instalaciones de Albany—en tanques y tanques de almacenamiento—amenazó a los residentes de Ezra Prentice con exponerlos a una contaminación aún más tóxica.
Pero esta nueva expansión no pasaría sin una justa oposición.
En una reunión con Charlene Benton, Be Be White y otros miembros de la comunidad, Chris Amato buscó formar alianzas. Al mismo tiempo, los funcionarios estatales ignoraron nuevamente sus propias reglas de justicia ambiental y no informaron a la comunidad sobre el aceite de arenas alquitranadas que Global quería transportar.
El estado de Nueva York también afirmó que la propuesta de arenas aceitosas no tendría ningún impacto ambiental en la comunidad circundante—la misma conclusión que habían hecho sobre la cuadruplicación del tráfico ferroviario—pero dicha afirmación se parecía mucho al racismo ambiental que las políticas estatales de justicia ambiental estaban diseñadas a prevenir.
“Es una absoluta injusticia lo que está ocurriendo”, dijo Chris. “Les garantizo que esto no estaría ocurriendo en una comunidad blanca de clase media”.
En junio de 2014, Chris presentó una demanda judicial estatal contra Global y el estado de Nueva York a nombre de la Asociación de Inquilinos de Ezra Prentice, donde también participaron Riverkeeper, Sierra Club Atlántico, el Centro para la Diversidad Biológica y la Alianza Waterkeeper, todos desafiando la propuesta de Global para manejar el aceite de arenas alquitranadas en la instalación de Albany. Asimismo, en enero siguiente presentó a un tribunal federal otra demanda que impugnaba la expansión ilegal de 2012 sobre los envíos de crudo en la planta Global.
Hasta la fecha, esta coalición ha logrado detener el proyecto de Global, logrando una importante victoria legal en julio de 2016 que previno que el proyecto fuera aprobado fast-track, o sea, de forma acelerada.
Son pasos prometedores, pero los funcionarios estatales todavía no protegen a los residentes. (Actualización: El 16 de septiembre, el Departamento de Conservación Ambiental del Estado [DEC] informó a Global que su solicitud de renovación de permisos aéreos del Puerto de Albany sería considerada como una solicitud nueva, requiriendo información adicional para tratar asuntos identificados por el DEC y para reiniciar el proceso de revisión ambiental del Estado. El 26 de enero de 2017, una amplia coalición representada por Earthjustice que incluía a la Asociación de Inquilinos de Ezra Prentice Homes, notificó a Global su intención de presentar una demanda judicial federal contra la compañía. Aún no se ha emitido un nuevo permiso, pero la compañía ha seguido operando ilegalmente el complejo de Albany desde septiembre de 2005. Sin un permiso válido de contaminación del aire, la Ley de Aire Limpio prohíbe el funcionamiento de grandes fuentes de contaminación atmosférica, como la instalación Global).
Desde que Charlene Benton y Be Be White comenzaron a movilizar a su comunidad para exigir rendición de cuentas a los funcionarios estatales, también se llevaban a cabo otras movilizaciones alrededor del mundo. Hoy por hoy, activistas climáticos han presionado a líderes nacionales e internacionales para acelerar la transición energética de combustibles fósiles a 100% energías renovables. Desde el Tratado sobre el clima de París hasta los proyectos solares piloto en comunidades a nivel estatal, estas ideas siguen ganando terreno.
Sin embargo, la industria de combustibles fósiles se resiste y su intención ahora es maximizar todo beneficio a corto plazo. Global, por ejemplo, no ha ocultado su deseo de hacer el Puerto de Albany el mayor centro de transporte de petróleo de la costa Este.
Cuando la oposición nacional detuvo el oleoducto Keystone XL, Global tuvo un mayor incentivo para llevar el aceite de arenas alquitranadas a Albany por medio del ferrocarril, pero las mismas fuerzas que detuvieron a Keystone XL están ahora atacando a peligrosos proyectos de infraestructura de combustibles fósiles, como la expansión de las instalaciones de Global,organizando protestas y manifestaciones solidarias.
Por ahora las demandas estatales y federales están en el laberíntico camino del sistema judicial. Si el litigio logra su cometido, podría obligar a los reguladores estatales a realizar una detallada consulta ambiental y de salud pública sobre el permiso para transportar el aceite de arenas alquitranadas en la comunidad, u obligarlos a rechazar la propuesta en general.
Así como Be Be toma en serio su responsabilidad de cuidar a los niños de su comunidad, nuestros líderes también deben asumir seriamente la responsabilidad de proteger a las comunidades que sufren directamente la contaminación industrial de combustibles fósiles. Asimismo, deben seriamente proteger a las generaciones futuras, quienes ya enfrentan la amenaza de un nocivo cambio climático.
Cuando nuestros líderes tardan mucho en responder y se inclinan una y otra vez por sus beneficios más que por su gente, todos tenemos la responsabilidad de presionarlos a elegir lo que es mejor para la comunidad.
La elección debe ser clara, dice Be Be White: “Esta es nuestra vida. Y vale más que un tanque de petróleo.”
En Memoria: El 9 de mayo, la presidenta de la Asociación de Inquilinos de Ezra Prentice, Charlene Benton, falleció después de una larga enfermedad. Su dedicación a su comunidad se celebrará durante un servicio conmemorativo el 24 de mayo de 2017. Be Be White la sucede como Presidenta.
Por Kathleen Sutcliffe. Publicado el 11 de mayo de 2016.